Teatralidades, una exploración al teatro ecuatoriano contemporáneo

Teatralidades, una exploración al teatro ecuatoriano contemporáneo

Teatralidades, es un proyecto de investigación artística que reúne un registro fílmico de la Compañía de Teatro de la Universidad del Azuay desde el 2016 al 2018, y entrevistas a artistas escénicos como Francisco Aguirre, Arístides Vargas, Carlos Michelena, Wilson Pilco y Jaime Garrido, en una conversación sobre el estado del teatro ecuatoriano contemporáneo.

El documental sobre este proyecto se expuso en la Universidad el 23 de noviembre. Además de las voces de los artistas, hay un seguimiento de esos pies desnudos, de voces, de cantos, del cambio.

Es aquella metamorfosis de dos años de la Compañía de Teatro, desde la obra “Sueño de una noche de carnaval” hasta su última presentación “Así que pasen cinco años”.

Aquel comienzo, desde su primera presentación que los llevo a una gira nacional, demuestra una transformación artística y personal.

El documental recoge aquellas experiencias más puras y trascendentales que provocaron un cambio profundo en cada uno de ellos. Las presentaciones en centros de reclusión, los viajes, los nuevos lugares, los festivales, el maquillaje y una de las más importantes: su presentación en Canoa a pocos meses del terremoto del 2016.

Esta última, es una de las escenas más puras, pues es la muestra de aquel teatro que se hace en la calle, sobre el polvo, con pies desnudos, frente a rostros que miran con alegría, con expectativa, aquel teatro que se realiza con pasión y que para algunos integrantes de la Compañía de Teatro los ha transformado.

“Al teatro ecuatoriano hay que alimentarlo, inventarlo”, dice Vargas en el documental, refiriéndose a tomar grandes obras como las de Shakespeare o Lorca y lograr un vínculo con la audiencia, lograr que ellos no vean una obra europea, sino una ecuatoriana y lograr lo que precisamente se hizo con “Sueño de una noche de carnaval”: hacer de una obra inglesa, una cuencana, mediante la introducción de música popular y de la cosmovisión andina.

Después, se ahonda en lo más importante de una obra de teatro, el ser humano. La corporalidad, la conciencia del cuerpo y la respiración, aquello que marca la verosimilitud en una obra. Más allá de lo físico, de lo palpable, se habla también de aquel cuerpo interno que Vargas define como cuerpo social, fusilado, aquella parte escondida que realmente impulsa a las personas que hacen teatro.

Finalmente, se encuentra la belleza, esa cualidad tan pura que, por su subjetividad, muchas veces y especialmente en el arte, se ha opacado por la ausencia de significado, de decir algo. Michelena retoma la función más importante de hacer de teatro, la función social, ser portavoz, contar mediante narrativas y diálogos lo que pasa en la sociedad.

Y en esto ahonda Francisco Aguirre, criticando que el teatro ecuatoriano puede hacer cosas bellas estéticamente, pero carentes de significado, incapaces de generar una crítica en la sociedad; y para ello están los libros, Aguirre invita a generar un hábito de lectura diaria en cada persona, pues como menciona Kafka, la literatura es una expedición a la verdad.

Son esas experiencias mutuas, el cansancio, las alegrías, las transformaciones, la crítica, el movimiento y todo el trabajo que hay detrás, antes de poder salir ante un escenario o la calle. Es ese carácter no televisivo de la exaltación y las exageraciones, sino aquel seguimiento real, profundo, puro, de la cotidianidad que el director Cristian Maldonado y la investigación de Carlos Loja y Jaime Garrido le han dado a esta pieza de cine documental.

 

Corresponsal UDA