El maestro Romero deleitó con el piano y también compartió su saber
Jorge Romero, pianista ítalo argentino que brindó un recital durante la sesión solemne de la Universidad del Azuay el 20 de abril, ofreció dos días antes una master class en el auditorio de la Universidad para a los estudiantes y profesores de piano del Conservatorio Nacional de Música “José María Rodríguez”.
Romero comenzó sus estudios musicales a los 5 años. Estudió piano en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba y composición en la Universidad Nacional de Córdoba. Ganó una beca Fullbright para estudiar una maestría en la Ball State University con la dirección de Robert Palmer. Actualmente desarrolla su carrera musical en Francia, donde es profesor en la École Koening-American Conservatory of Paris.
¿Por qué cree que hay una forma diferente de ver al músico en Latinoamérica y en Europa?
Es una cuestión de evolución cultural. En Europa hay toda una historia de 300, 400 años de evolución de la música donde se pagaba a los músicos por tocar y componer.
La música en Latinoamérica evolucionó por otras vías y con nuestros propios ritmos y necesidades de utilizarlos en fiestas o eventos, pero de una forma más informal. Pasó mucho tiempo para que tengamos orquestas, teatros y otras cosas que en Europa ya había desde hace mucho tiempo.
¿Qué artista ha sido su mayor influencia?
Lo que me influenció cuando era pequeño fue más bien que yo escuchaba mucha música, fundamentalmente música clásica. En aquella época había muchos pianistas de renombre que eran muy conocidos como Arthur Rubinstein, mi padre tenía varios discos de él y yo los escuchaba, en ese momento mi sueño era tocar como Rubinstein.
Así, poquito a poquito, comencé a conocer composiciones de Mozart, de Chopin, de Liszt, de diferentes compositores de la historia universal. Me sentía muy bien escuchándolos tocar y quería también hacerlo.
¿Cree que las personas nacen con el talento de poder hacer música o es más importante la práctica?
Hay una tradición humana de imaginar cosas, y pensamos que la gente tiene un don y lo hace mágicamente, claro que hay gente que tiene más talento que otros. Pero, de lo que he observado en mi vida y también he leído, finalmente mucha gente que creemos no tiene tanto talento ha logrado ser tanto o más que la gente que tiene el don simplemente porque trabaja.
Mozart, uno de los personajes más extraordinarios de la historia, decía que había que trabajar mucho. Él, el más talentoso, se pasaba practicando horas y horas. Es cierto que hay talento, pero la cuestión es qué haces con él. Lo que más vale es la combinación de talento y trabajo, mucho trabajo.
¿Cuántas horas practica a diario?
Las que sean necesarias. Hay una media para un instrumentista, depende del instrumento, un pianista normalmente toca más horas que alguien con un instrumento de viento por el esfuerzo físico, pero más o menos unas cinco o seis horas diarias, hay gente que hace mucho más.
¿Se puede vivir de la música?
Como todas las carreras, lo que cuenta es amar lo que se hace y sobre todo sentirse bien con lo que se hace. Si uno quiere estar en el mundo de la música, tiene una sensibilidad por la música y le hace feliz, yo no dudo un instante en motivar a ese alumno.
Hay medios para vivir, porque tampoco es solamente la escena, está la enseñanza, la investigación. La música ha evolucionado en muchos campos, está la musicología, la teoría, la tecnología que se aplica en los estudios de tratamiento de sonido. El punto está en querer lo que se hace, en saber vivirlo.
