La gestión del agua en la ciudad de Cuenca

La gestión del agua en la ciudad de Cuenca

Según la Organización de las Naciones Unidas el acceso a agua, saneamiento e higiene es un derecho humano, no obstante, a nivel mundial 2400 millones de personas carecen de acceso a servicios de saneamiento como retretes o letrinas. Además, más del 80% de las aguas residuales provenientes de actividades antropogénicas se descargan a cuerpos de agua sin tratamiento, provocando contaminación ambiental.

La ciudad de Cuenca, desde la década de los 90 hasta nuestros días puede considerarse privilegiada, ya que cuenta con agua potable, alcantarillado y saneamiento de excelente calidad al alcance de la gran mayoría de los ciudadanos, con niveles de servicio de entre los mejores del país y la región. Este hecho debe hacernos valorar las acciones realizadas como ciudad para llegar a estos niveles de calidad, cantidad y continuidad del servicio, así como de la obligación que tenemos cada uno de proteger las fuentes naturales de este recurso.

Gran parte del éxito de la gestión como ciudad se debe a la planificación de la Empresa Municipal de Telecomunicaciones, Agua Potable y Saneamiento de Cuenca, ETAPA EP; que, a lo largo de los años, y a pesar de los cambios de autoridades municipales, siempre ha tenido como misión el cuidado y gestión adecuada de todo el ciclo urbano del agua, desde el cuidado de las áreas de recarga hídrica, hasta devolver el agua en condiciones adecuadas a los cursos naturales.

A manera de resumen histórico podemos decir que la I Fase del Plan Maestro concluido en 1997, atendió fundamentalmente al área metropolitana de la ciudad de Cuenca (Ordenanza de 1983) dentro de una superficie de 42 Km2 mediante los servicios de agua potable, saneamiento y depuración de las aguas residuales.

 

El cambio en las Ordenanza de 1998, y 2003 incrementaron el área urbana a 72 Km2, y para la II Fase de los Planes Maestros de la ciudad de Cuenca, ejecutados en su mayor parte entre los años 2012-2015, se incluyó dentro del área de servicio de los sistemas “urbanos” a las cabeceras parroquiales rurales y las zonas consideradas como de influencia inmediata.

Obras como la ampliación de la Planta de Tixán, concluida en el año 2019, para fortalecer el sistema de agua potable de la ciudad, así como la red de más de 200 Km de interceptores sanitarios junto a los ríos y quebradas de la ciudad cubren actualmente un área de servicio de agua potable y saneamiento de más de 250 Km2, es decir estos servicios crecieron 5 veces en 3 décadas para abastecer a una población de más de 500 mil habitantes.

Sin embargo, y a pesar de todas las acciones realizadas dentro de la ciudad de Cuenca todavía quedan muchos retos por delante, ya que para el año 2050 se estima que la ciudad de Cuenca tendrá algo más de un millón de habitantes, por lo que será necesario ampliar la capacidad de los sistemas de agua potable y saneamiento de la ciudad, probablemente emprender en campañas de optimización de consumo per cápita y prepararnos para enfrentar las consecuencias que traerá consigo el cambio climático, en especial sobre las fuentes de agua en épocas secas, y los sistemas de drenaje naturales, y al interior de la ciudad, en épocas de lluvia, lo que requiere de acciones integrales y colaborativas que promuevan la conservación, protección y distribución equitativa de este recurso vital para asegurar la sostenibilidad y bienestar de la ciudad.

 

Otro papel muy importante, para la zona periurbana de la ciudad, lo juegan los prestadores de servicio comunitario, que han dado pasos importantes para garantizar la calidad del agua potable en sus zonas de servicio.

La Universidad del Azuay viene apoyando a sistemas como el Proyecto Nero, la Junta de Baños y varios GADs parroquiales para que puedan invertir en infraestructura adecuada, que cumpla con los estándares sanitarios y de seguridad. Además, se han realizado programas de capacitación para el personal encargado del mantenimiento de los sistemas, a fin de garantizar la operación eficiente y segura de las instalaciones.

Un desafío importante es mantener los costos razonables para los habitantes. Esto implica buscar soluciones que sean eficientes en términos de consumo energético y uso de tecnologías adecuadas que reduzcan los gastos operativos. Además, se pueden explorar opciones de financiamiento externo, como subvenciones o préstamos a bajo interés, para ayudar a cubrir los costos iniciales o realizar mejoras en los sistemas.

 

Asimismo, es crucial fomentar la participación comunitaria y la educación sobre el uso responsable del agua. Esto puede incluir campañas de concienciación sobre la importancia del agua potable y prácticas de conservación, así como promover la detección y reparación temprana de fugas, tanto en redes como en viviendas.

Por ello la Universidad del Azuay, a través de sus programas de formación tanto de grado y maestrías lleva adelante proyectos de vinculación y programas de investigación para fortalecer áreas importantes del manejo de los sistemas de agua y saneamiento en beneficio de los prestadores públicos y comunitarios, ya que todos tenemos derecho a recibir estos servicios básicos en las mejores condiciones técnicas y ambientalmente sustentables.