Johanna Ochoa: ¨El cuidado ambiental empieza con unas acciones sencillas¨

Johanna Ochoa: ¨El cuidado ambiental empieza con unas acciones sencillas¨

Johanna Ochoa. Coordinadora de la carrera de Ingeniería Ambiental, Universidad del Azuay 

En la parte alta de Chiquintad, a las afueras de la ciudad de Cuenca, la catedrática Johanna Ochoa instaló su hogar. 
En esta zona de bosque húmedo, cercana al páramo, Ochoa mantiene su contacto con la naturaleza y ahí revive, día a día, su compromiso de proteger y cuidar el medioambiente. 

“Desde muy pequeña íbamos a una hacienda con mi familia, en donde recuerdo con mucho cariño las caminatas y recorridos que hacíamos. 

Me maravillaba con los animales que encontraba, veía los peces en la laguna, contemplaba las plantas y amaba todo eso. Por eso fue fácil para mí decidir estudiar Ingeniería Ambiental y, posteriormente, poder compartir toda esa pasión con otras personas, a través de la docencia. 

En mi trayectoria he sido partícipe de varios proyectos locales de vinculación con la sociedad y de investigación. En Cuenca tenemos la Comisión de Gestión Ambiental del Municipio de la ciudad, que maneja y lidera el cumplimiento de acciones en materia ambiental. Una de las metas en las que estamos trabajando es en crear una guía de buenas prácticas ambientales. 

Nos enfocamos en tres áreas: carpinterías, latonerías y restaurantes. 

Esta necesidad surgió varios años atrás, porque la Comisión tenía quejas de vecinos por el impacto de estas actividades que se realizaban; como emisiones atmosféricas de los negocios que expenden comida. 

Por eso, la guía se basa en mejorar las actitudes de las personas para un mejor desempeño ambiental en cualquiera de sus acciones. Por ejemplo, en las carpinterías para que puedan conocer cuáles son las opciones que tienen para gestionar el aserrín. 

Estamos trabajando también un proyecto de creación de una guía de economía circular para informar a la gente sobre qué es y qué beneficios y mecanismos pueden aplicar. 

El documento está dirigido para empresas y todas las personas. Desde nuestras casas podemos aplicar economía circular y yo insisto mucho en esto con mis estudiantes. 

Podemos aplicarla en la compra de un nuevo celular, porque en el mercado hay teléfonos modulares a los que se les puede cambiar la memoria, la batería, la cámara y volver a usar. 

Con mi trabajo, también he apoyado a la Universidad del Azuay en la implementación y cumplimiento de algunos temas ambientales. 

Hace poco recibimos la noticia de que el Ministerio del Ambiente nos va a entregar oficialmente la certificación de punto verde. 

El reconocimiento es por la ‘ecoestructura’ y es porque para la construcción del Campus Bicentenario se partió de cumplir con parámetros ambientales desde su ejecución hasta la obra terminada. Entre ellos, tener un sistema de luminarias de última tecnología, que no están permanentemente encendidas; en la fachada se evitó el uso de pinturas, se recuperaron especies de flora endémica, entre otras acciones. 

Como docente considero que en las universidades de la provincia estamos haciendo un trabajo bastante prometedor en las carreras de esta rama y aportando con conocimiento. 

Por ejemplo, hay trabajos de levantamiento de información, lo cual es clave para tener una línea base para proponer soluciones. 

En el caso de los estudiantes de la Universidad del Azuay, ahora estamos más involucrados en un proyecto de monitoreo de factores bióticos y abióticos, en la zona del embalse de la central Mazar. 

Esto permitirá recuperar la estabilidad del suelo, mediante la siembra de plantas nativas y evitar así derrumbes y deslizamientos de tierra. 

Cuenca es una ciudad referente y los cuencanos tenemos compromisos ambientales, pero debemos empezar a ayudar al medioambiente con pequeñas acciones. 

Pensamos que el cumplimiento les corresponde a los científicos y no se cambian los estilos de vida. 

Por ejemplo, ser responsable al separar adecuadamente la basura, utilizar botellas retornables en vez de las de un solo uso, ir al supermercado con bolsas reutilizables. Son cosas pequeñas, pero que si las multiplicamos por miles de personas, tienen un efecto positivo. 

Su trayectoria 

Ingeniera Ambiental con una maestría en Prácticas del Desarrollo en la Universidad de James Cook en Cairns, Australia. Actualmente es docente titular auxiliar y coordinadora de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad del Azuay, donde imparte materias relacionadas a la gestión ambiental, economía circular y la ecología.