Investigadoras cuencanas crean narrativas para prevenir el abuso sexual infantil

Investigadoras cuencanas crean narrativas para prevenir el abuso sexual infantil

Mientras hacía su doctorado en Salamanca, la investigadora y docente de la Universidad del Azuay, Caty González, trabajó en dar respuesta a cómo la persuasión narrativa y el “eduentretenimiento” pueden cambiar actitudes conductuales. 

En principio, la investigadora trabajó en la prevención de los embarazos no deseados en adolescentes. Sin embargo, en ese proceso se dio cuenta de que los datos registrados en Ecuador mostraban que, cada vez, había más niñas que se convertían en madres. 

En una entrevista en sus primeros días como secretaria de Derechos Humanos, Bernarda Ordóñez alertó que, en Ecuador, al año, más de 3.000 mujeres menores de 14 años son madres por violación. 

Ante esa realidad, González, junto a la psicóloga clínica infantil Ana Lucía Pacurucu, decidieron emprender un trabajo para crear actividades que alerten a los niños del abuso sexual. 

“Lo que pensamos es que a los niños hay que incentivarles a que pidan ayuda, a que no tengan miedo, a que no sientan culpa, y, sobre todo, a incrementar la intención de pedir ayuda”, dijo González a diario El Mercurio. 

Fue entonces que las investigadoras empezaron a trabajar con estudiantes y graduados de las carreras de comunicación y psicología para crear guiones de narraciones infantiles que luego fueron conceptualizados para presentarlos es un grupo de niños y niñas de las escuelas de Cuenca.   

Para la presentación de los productos, el proyecto fue dividido por etapas: en la primera se crearon cuentos en la que explicaba “dónde están los malos”, en la segunda se crearon funciones de títeres y en la tercera se está creando animaciones con los personajes que ya se presentaron en la primera y segunda etapa. 

Con ello, hasta el momento, el grupo de trabajo ha llegado a alrededor de 600 niños que han mostrado un cambio sustancial tras ver las obras. Entre los resultados está que los menores de edad ya ven al 911 como un número en el que pueden pedir ayuda en caso de algún tipo de abuso sexual. 

“Una de las cosas que pretendemos hacer es que se fomente que el niño pida ayuda cuando vea que la situación se pone difícil, y una de las cosas que realmente se ha hecho conciencia es que los niños usen el 911 para pedir ayuda a la policía”, explicó Ana Lucía Pacurucu. 

Siguiente proceso 

Para realizar cada etapa, las investigadoras han ido probando diferentes técnicas, diferentes personajes, ya que el objetivo es saber con qué sienten bien los niños y cuál estrategia funciona mejor para que el resultado sea la completa prevención del abuso sexual. 

Un siguiente plan del grupo es participar en fondos económicos que les permita llegar a más niños de las escuelas no solo de Cuenca sino del país a través de nuevas herramientas. 

Por lo pronto, el grupo ya piensa en una página web que sea una aliada mediante diversas opciones: un chat, recursos y una aplicación que asesore si se presenta un caso de abuso sexual entre los niños. (I)