Clásicos nacionales, ahora en modo de audiolibros

Clásicos nacionales, ahora en modo de audiolibros

En algún momento hay que bajarle el volumen para que la voz de Andrea Mina, una estudiante del séptimo ciclo de Comunicación de la Universidad del Azuay, de soslayo, provoque la idea de que “está la noche fría y nebulosa”, que “nieva en los Andes”, y que “el cierzo sacude las ramas de los árboles despojados de sus hojas por la despiadada mano del invierno...”. 

Una imagen tan lejana, detallada en las primeras líneas de la obra Novelitas Ecuatorianas, que Juan León Mera escribió a finales del siglo XIX, y que suena muy cercana en estos días, gracias a esos milagros tecnológicos que se simplifican con un vocablo tan sencillo de apenas tres sílabas: apps. La de Mina es la voz que narra uno de los cuatro primeros de una serie de clásicos ecuatorianos trasladados a audiolibros, una tarea que se ha impuesto un emprendimiento de origen cuencano. 

“Ganamos un capital semilla que obtuvimos al participar en una convocatoria de la Incubadora Cultural, que destinó fondos de la Unesco y de la Casa de la Cultura para apoyar emprendimientos que tengan que ver con el área cultural”, dice Andrés Gárate Peralta, uno de los integrantes de AudioStories, una aplicación de audiolibros y podcast dirigida por Claudia Saquicela Novillo. 

El SectorEn 2020, los ingresos por venta de ebooks y audiolibros creció 113% en comparación con 2019, según Bookwire, elaborado con datos de 840 sellos editoriales. 

El primer prototipo de este proyecto dispone de cuatro audiolibros: Los Gagones, de Manuel Muñoz Cueva; Leyendas del Tiempo Heroico, de Manuel de J. Calle; y una parte de las Obras Completas, de Pablo Palacio. Además, claro, de Novelitas Ecuatorianas, de León Mera. 

“Aspiramos a tener más títulos. Estamos trabajando en el tema de derechos de autor, en la segunda fase del proyecto, que implica aumentar nuestro catálogo con autores contemporáneos y sumarlos a los clásicos que están libres de derecho de autor, y con esto lanzar ya la aplicación a tiendas de appstore”, agrega Gárate. 

El aporte logrado por medio de Incubadora Cultural fue de $ 3.500, por lo que hubo necesidad de mucha autogestión por parte de quienes están detrás de esta propuesta, la cual, según sus gestores, busca promover la lectura de obras clásicas de la literatura ecuatoriana y que también, a futuro, ayude a personas con dislexia, ceguera, hiperactividad y capacidades especiales. 

Según una investigación previa ejecutada por Claudia Saquicela, la industria editorial del país desciende 6% al año, pero existe un sector potencial que estaría interesado en escuchar los audiolibros. El estudio identifica posibles consumidores de este tipo de aplicaciones a personas de entre los 17 y los 34 años. 

En la explicación sobre los atributos de los audiolibros, se detalla que la voz del narrador o narradora y sus diferentes matices cuando cuenta una historia, permiten un mayor efecto de inmersión sobre el texto, sobre todo si se recurre a efectos sonoros, una de las opciones en las que este tipo de aplicaciones tecnológicas se apoya, para ir en busca de nuevos lectores, porque, tal como ya se ha dicho: “Escuchar audiolibros también es leer”. 

Tres meses leyendo libros 

Para gestar el prototipo de AudioStore, se requirieron jornadas de grabación de hasta dos horas al día, de agosto a octubre. “Pero no fue ni aburrido ni extenuante”, dice Andrea Mina, quien colaboró grabando los demos de los libros. En su caso, aquello de leer para miles de posibles oyentes resultó atractivo. El mismo hecho de abordar esa tarea lo era. “No se trata simplemente de pararse y leer un libro, sino de darle vida a los personajes, por lo que se debe actuar al momento de narrar la historia, para que el audio sea interesante para los oyentes y no algo monótono y aburrido”. La posibilidad de participar en este proyecto se dio gracias a que llegó como pasante a AudioStore.