“Vivirás para siempre en nuestra comunidad”. La UDA despide a Monseñor Luna

“Vivirás para siempre en nuestra comunidad”. La UDA despide a Monseñor Luna

La Universidad del Azuay despidió a su inolvidable Canciller, Monseñor Luis Alberto Luna Tobar, quien falleció el martes 7 de febrero a los 93 años en La Armenia, a las afueras de Quito.

“Hiciste mucho bien en la comunidad en la que creíste y en la que vivirás para siempre”, dijo el Rector de la UDA, Francisco Salgado, quien asistió con las autoridades de la Universidad a la vigilia que tuvo lugar en la Catedral de Cuenca para despedir al Monseñor Emérito de la ciudad.

En su acto de posesión en enero pasado, el Doctor Salgado había destacado lo afortunados que habían sido muchos de los miembros de la UDA al conocer personalmente a Monseñor Luna Tobar y al disfrutar de su palabra.

“Recuerdo la última visita que le hiciera a Monseñor en tiempos en que ya no me reconocía. De pronto se irguió, me abrazó y mirándome a los ojos, pude atisbar un momento de luz en su mirada y me dijo ´Hicimos mucho bien, ¿verdad? … dime si hicimos el bien´ y una leve lágrima se atisbó en su pupila. Ese recuerdo permanecerá con nosotros para siempre”, dijo en su discurso inaugural el Rector.

Mientras la Universidad era sede de la Pontificia Universidad Católica de Quito, el Canciller era el Arzobispo de la capital ecuatoriana.

Esto cambió en 1990 cuando se constituye la Universidad del Azuay: a partir de ese momento el Canciller ante el Consejo Universitario pasó a ser el Arzobispo de Cuenca.

Monseñor Luna había sido designado como Arzobispo de la capital azuaya en 1981 y ocupó el cargo de Canciller de la UDA hasta el año 2000.

“Su paso entre nosotros significó un aliento  para comprender al ser humano en totalidad  y creer en la palabra como fuente de crecimiento y madurez para hacer el bien”, fueron las palabras escogidas por el Consejo Universitario para recordar a su Canciller.

El Consejo se comprometió a continuar orientando la acción universitaria al servicio de la comunidad en la que Monseñor nos enseñó a creer con su amor infinito.

Monseñor Luna Tobar había nacido en Quito el 15 de diciembre de 1923. Tomó sus hábitos en la Orden de los Carmelitas Descalzos de Burgos, en España, en 1939. En 1946 fue ordenado Sacerdote en la Cartuja de Miraflores de esa ciudad y regresó a Quito.

En 1977 fue designado Obispo Auxiliar del Cardenal Pablo Muñoz Vega, Arzobispo de Quito, y cuatro años más tarde el Nuncio Apostólico Vicente Farano le promovió al Arzobispado de Cuenca, ciudad que lo adoptó para siempre como uno de sus hijos más queridos y una de sus voces más sabias.