Un diccionario que transpira origen, letras y mucha poesía

Un diccionario que transpira origen, letras y mucha poesía

Esa capacidad que parece tan innata pero que pocos seres humanos tienen de ‘hacerse entender’ se le da sin mucho esfuerzo a Oswaldo Encalada Vásquez, uno de los literatos más reconocidos del país, nacido en Cañar allá por 1955.

 

Un nuevo libro del escritor, filólogo y docente investigador vio la luz ayer. Su casa editora, la Universidad del Azuay. Su especialidad y pasión, el origen de todo lo que crea la lengua. Conversar con él, cercano a abrir un diccionario por eso del conocimiento. Lejano, porque los significados de las palabras se vuelven sabios, poéticos.

p. ¿cómo se genera su afinidad con la filología?
r. Creo que uno de mis grandes conflictos y problemas ha sido la palabra y creer en la palabra. Siempre he estado cerca de la lectura, de lo escrito, de la letra. Desde la escuela me gustó mucho el contacto con lo escrito. Luego, en el colegio, fui más lector que estudiante. Y pues en la universidad no tuve dudas para estudiar Lengua y Literatura, para más adelante especializarme en Filología y saber que esta es mi verdadera vocación.

p. ¿y con la literatura?
r. Mis primeros contactos con la literatura fueron a través de escritores como Manuel ‘El Chugo’ Muñoz, por ejemplo. La poesía de Ramona Cordero y León ‘Mary Corylé’ fue para mí una especie de chispazo en medio de la sociedad cuencana conservadora. Luego, me acerqué a la literatura universal con Dostoyevski, llegué también a autores franceses, ingleses. Por el contrario, la literatura española me llegó más tarde, y aquí me quedé inevitablemente con ‘Don Quijote de la Mancha’ de Miguel de Cervantes.

p. ‘las palabras y la cultura, volumen II’¿por qué decidió escribir este libro en dos partes?
r. Por razones operativas y de trabajo, mis proyectos de investigación en la UDA suelen tener un lapso de duración de 10 a 12 meses, entonces me permito crear estas obras. Por otro lado, hacer un solo volumen le da mucho grosor al texto y el texto grueso acobarda a las personas, les da miedo. Un libro de menor grosor parece ser más manejable.

p. ¿existen las palabras cultas y las palabras incultas?
r. Más bien, creería que hay palabras dichas en contextos cultos e incultos, ahí está la diferencia. Por ejemplo, 
el uso excesivo de diminutivos puede sonar mal en un contexto formal, pero ese mismo uso excesivo suena muy bien en un contexto familiar. Entonces, pasa lo mismo con las palabrotas y las palabritas.

p. ¿cuál es su proceso a seguir, antes de escribir una obra nueva?
r. Tengo un conjunto de libretas donde anoto los hallazgos relacionados con el origen de las palabras. A partir de ello, desarrollo microensayos. Todo el tiempo estoy pensando en y alrededor de las palabras, esto me sucede inevitablemente. Entiendo que es más o menos parecido a lo que se habla de la inspiración, de pronto veo una palabra y busco su raíz, su origen. Esto me permite derivar por un sentido que me diga más sobre ella. Por ejemplo, ayer pensaba en la palabra ‘dígito’, que significa número y le dio origen a la ‘tecnología digital’. Pero ‘dedo’ también es una derivación popular de dígito, y ‘dedal’, también viene de dedo. Pensé en que se podría hacer una canción que diga algo como ‘el dígito en el dedal’. Abrí el diccionario y descubrí que dedal viene de ‘dico’, que significa ‘señalar’. Enseguida lo relacioné con el dedo índice, y claro, los dedos sirven para mostrar. Todas las palabras tienen una explicación, a veces conocidas y otras, totalmente novedosas.

p. más de un estudiante lo recuerda como su maestro predilecto. ¿cómo se decidió a compartir su conocimiento?
r. Es una especie de opción vital eso de poder acercarse a la otra persona y mostrarle lo poco que de pronto, uno ha aprendido. Creo que en mi práctica docente busqué una cercanía absolutamente respetuosa con los estudiantes, y sabiendo que todos aprendemos todo el tiempo.