En la UDA fusionan arte y diseño

En la UDA fusionan arte y diseño

Todo el proceso responde al principio de vinculación de las actividades universitarias con la sociedad.

En Dimensión Creativa, el arte escénico y el diseño se juntan y hacen una sola muestra. Allí confluyen los lenguajes, las propuestas académicas y tanto diseñadores como actores del presente y futuro arman un escenario para enseñar ya en la práctica, lo que asimilan aula adentro.

En la Facultad de Diseño, Arquitectura y Arte de la Universidad del Azuay, (UDA), desde febrero del 2017 se presenta esta propuesta de Dimensión Creativa, que consiste en exponer piezas elaboradas por los estudiantes.

Todo el proceso responde a ese principio de vinculación de las actividades universitarias con la sociedad, ese ha sido el camino para encontrar un espacio de desconexión; esto es, salirse de las acciones cotidianas académicas para conectarse con otro mundo, con ese mundo que es el enseñar afuera lo que se hace y enrolarse con la colectividad.

Genoveva Malo, decana de la Facultad de Diseño, tiene claro este proyecto de la Dimensión Creativa, que el jueves anterior presentó dos propuestas en un mismo escenario: una muestra de fotografía, imágenes que son testimonios de las giras y presentaciones que hicieron a lo largo de este año la Compañía de Teatro de la UDA y de los estudiantes de la carrera de Arte Teatral; y una exposición de prendas que toman como referente las vestimentas de algunas nacionalidades de nuestro país. Las vestimentas responden a diseños, fórmulas que salen de los estudiantes de la carrera de Diseño Textil.

Las fotografías quedan como memoria de las obras presentadas en Quito, Portoviejo, Canoa, o en el Centro de Rehabilitación Social (CRS) de Turi.

Escenario

De las aulas al espacio expositivo. Eso es lo que esta semana se presentó en un escenario a donde llegaron actores reconocidos, el rector de la UDA, Francisco Salgado, docentes de las dos carreras y estudiantes; unos adentro otros afuera, todos espectadores.

La concentración de asistentes se centró en las cuatro pequeñas obras, o cuatro ejercicios escénicos que presentaron ocho estudiantes de la cátedra de Dirección Tres.

Estas eran obras donde la palabra no contaba sino la acción corporal, la acción como reacción a una motivación, que no es lo mismo que una acción dramática. Por ejemplo “El machito que se creía Nerón” fue interpretado por Margarita González y Walter Llivisaca. Una historia de misterio, de silencios, de miradas y de acciones continuas, rápidas, allí no había espacio para la quietud.

Esa no fue la única. Mateo Salazar y Henry Álvarez contaron “Quizás”, un relato donde el cuerpo dibujaba el drama. Todo al ritmo de aquel viejo bolero “Quizás, quizás, quizás”. Pies descalzos, camisa y pantalón negro, muchos cargues para este fragmento pequeño y profundo.

Cuando llegó la hora de las ninfas ayudantes de afroditas todos estaban callados, quietos. Ellas hicieron el papel de las “tres gracias”, obra basada en la investigación a la mitología y contada con un poco de danza contacto, sin palabras y al ritmo de la música.