Estado y cárceles, una visión desde los Derechos Humanos

Estado y cárceles, una visión desde los Derechos Humanos

“Turi, Latacunga y Guayaquil, se convirtieron en este último tiempo, en una mirada perversa de una sociedad donde Edgar Allan Poe, Franz Kafka y el infierno de Dante se quedan cortos ante el derramamiento de sangre de dichas cárceles”, afirmó Gustavo Vega.

A 23 días de la masacre, la Red de Política y Derechos Humanos de la Universidad del Azuay realizó el evento “El Estado y la política carcelaria”.

Además de Gustavo Vega, Rector de la Universidad Internacional del Ecuador, la charla contó este 18 de marzo con la presencia de los expositores Silvana Tapia, profesora de la Universidad del Azuay y Mauro Cerbino, profesor e investigador de FLACSO Ecuador.

La inauguración del evento estuvo a cargo de Damiano Scotton, impulsor de la Red de Derechos Humanos, y José Chalco, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas.

La primera expositora fue la doctora Tapia, quien indicó que “el sistema (carcelario) tal como existe no funciona, hay que destruirlo y volver a crearlo”.

Luego recalcó que el porcentaje de los niveles de hacinamiento dentro de las cárceles a nivel nacional es de un 35%, es decir, que después de llegar a su capacidad máxima de albergue, son sobrepobladas.

Explicó que ese nivel de hacinamiento genera que las condiciones de salubridad sean malas y además dificulte el separar a quienes fueron encerrados por cometer delitos de pobreza, de presos de mayor peligrosidad, esto los pone en contacto con redes o bandas criminales y aumenta el nivel de delincuencia y reincidencia a futuro.

Luego, el doctor Vega planteó que una de las soluciones es que el Estado busque una visión comunitaria, que forme alianzas estratégicas con distintos sectores de la ciudadanía como ONG’s o fundaciones para poder decidir sobre la política carcelaria.

Por último, el doctor Cerbino comentó que primero se debe identificar el tipo de Estado en el que se quiere implementar la solución, ya que el Estado ecuatoriano ha demostrado ser un Estado ausente que “lo único que sabe hacer es mirar para el otro lado”.

“Por ahora el Estado es parte del problema y de ninguna manera se avizora como algo que puede resolverlo. El Estado es el único que se beneficia de que las cárceles sean así porque entonces pueden encubrir sus intereses y es lo que ha pasado por décadas con distintos gobiernos”, concluyó Cerbino.

Corresponsal UDA