Una tarde de recuerdos con Cristina Gatto

Una tarde de recuerdos con Cristina Gatto

El pasado miércoles, en el Hotel Victoria, Cristina Gatto, hija del famoso arquitecto uruguayo Gilberto Gatto, y su hija María Teresa, compartieron una serie de recuerdos y anécdotas acerca de su padre.

Cristina habló sobre cómo tanto su vida como la de su hermana giraron alrededor de obras, construcciones, dibujos, planos, arquitectura y fotografía.

Los docentes de la Escuela de Arquitectura Iván Sinchi y Fernanda Aguirre le hicieron preguntas encaminadas a temas como la arquitectura y la fotografía.

Iván Sinchi: Respecto al archivo fotográfico, ¿el arquitecto tenía alguna predilección por tomar fotos de paisajes, la ciudad, de la gente o alguna cosa en específico?

Cristina Gatto: A él le encantaba tomar fotos de la naturaleza, además, de ciudades como Cuenca y Quito. Le encantaba hacer fotos familiares y de sus obras. Hizo mucho retrato e incluso desnudos. Las hacía de medio formato cuadrado.

Yo tengo fotos mías de niña mientras se construía la Universidad Central de Quito, en ese tiempo los arquitectos usaban mandil y el olor a los lápices y a los borradores era maravilloso. Él tenía un gran amor por sus obras y por las ciudades en las que trabajó, la niña de sus ojos era Cuenca.

María Teresa: Él era alguien que sabía lo que estaba haciendo, era un excelente fotógrafo, sus fotos tienen una composición perfecta. Ël usaba posiblemente una Roller Flex que tiene un formato difícil y aun así eran fotos muy buenas.

Iván Sinchi: Con respecto al estudio del arquitecto, ¿cómo era? ¿había un montón de gente? ¿tenía alumnos ahí?

Cristina Gatto: Que yo recuerde, mi padre vino al Ecuador para hacer el plan regulador de la Universidad Central, y en esa época no había facultad de Arquitectura, se estudiaba Arquitectura en bellas artes. Y, después de investigar y trabajar, mi padre logró fundar la primera Facultad de Arquitectura del Ecuador en la Universidad Central de Quito. Fue profesor y decano de la facultad, y, ahí había un estudio chiquito con mesones y taburetes. Estaba lleno de planos, papeles, tintas, colores y sobre todo poca gente.

Ahí le conocí al pintor Oswaldo Guayasamín, era amigo de mi padre y él estaba ahí dibujando, en esta especie de sala de dibujo. Tiempo después mi padre tuvo su propio estudio en el centro de Quito y eran 3 o 4 personas, no más.

Fernanda Aguirre: Es impresionante como la modernidad en América Latina se nos vino a través de voces extranjeras, mi pregunta es: ¿Qué vio o que encontró, el arquitecto, en el Ecuador para dar un golpe de vanguardia aquí?

Cristina Gatto: Yo creo que el momento que mi papá piso el Ecuador se enamoró del país. Y eso le motivó e hizo que se quedara. Además, conoció aquí a mi mamá y formó aquí su familia.

María Teresa: Mi papá decía que mi abuelo era clásico dentro de su modernismo. Mi abuelo fue un puente entre lo clásico colonial y lo que es netamente modernista, además, era sumamente detallista, incluso con un edificio de 12 pisos. Y, sobre todo, las obras de mi abuelo han sobrevivido a través del tiempo, es un tipo de construcción que ya no existe. Aparte de arquitecto era perfeccionista y eso se ve en sus obras. Y hablando de fotografía, mi papá era un excelente fotógrafo, pero el Gilberto era más artista. 

 

Corresponsal UDA